Más de media Europa usa las notas de los alumnos para evaluar su modelo
Francia, Bélgica u Holanda miran los resultados de sus estudiantes. En el caso de Alemania o España, solo en algunas zonas. Otros como Italia o Finlandia no hacen pruebas externas
El rendimiento de los estudiantes —las notas y los exámenes— forma parte de lo que más de la mitad de los países europeos analizan para evaluar sus escuelas y a sus docentes. Hasta 20 países de la Unión Europea y su entorno —como Francia, Reino Unido, Dinamarca, Holanda o Bélgica— los emplean. En España, igual que en Alemania, solo se aplica en algunas zonas. Y hay otros 10 países, entre los que se encuentran Finlandia, Grecia o Italia, que no utilizan los datos de los alumnos o directamente no someten a sus centros a ningún tipo de evaluación externa.
Son conclusiones que forman parte de un informe recién publicadopor la Comisión Europea: Indicadores estructurales para sistemas deformación en Europa. El trabajo analiza múltiples indicadores y datos educativos de los 28 Estados miembros de la UE, a los que suma Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia, Noruega, Serbia y Turquía.
El debate sobre la evaluación docente y qué contenidos y aspectos debería incluir esa evaluación en caso de que se ponga en marcha está en su punto álgido estos días en España, a apenas un mes de las elecciones generales del 20 de diciembre. El Gobierno del PP espera un Libro blanco sobre los profesores que prepara el pedagogo y filósofo José Antonio Marina. Sus declaraciones sobre que "los buenos profesores no pueden cobrar igual que los malos" reavivaron un debate sobre formación y evaluación docente que España tiene pendiente.
¿Qué es lo que se mira en una evaluación externa?
Una evaluación externa es, por ejemplo, la prueba PISA —el examen internacional que cada tres años hacen los países de la OCDE—, la Selectividad española o las futuras reválidas de secundaria y bachillerato que prevé el PP, cuyo contenido ha quedado en suspenso.
Normalmente, las realizan evaluadores que no participan directamente en las actividades de las escuelas que van a examinar.
Los países europeos que emplean pruebas externas de algún tipo —Italia, Finlandia, Croacia o Bulgaria no aplican este tipo de exámenes— miden aspectos del aprendizaje o la gestión escolar. En la gran mayoría de los países que usan este modelo se tiene en cuenta el rendimiento del alumno con distintos matices.
El PSOE, por su parte, ha cerrado ya su propio documento sobre la figura del profesor, en el que propone evaluaciones voluntarias a los docentes (con contenidos por determinar) y apuesta por una carrera docente más amplia, centrada en el proceso de formación.
"A lo largo de Europa, la evaluación de las escuelas ha ido creciendo en importancia para evaluar la calidad de la educación", señala el informe de la Comisión Europea. El trabajo recoge que las evaluaciones al sistema educativo pueden cubrir distintas actividades escolares y aspectos de la organización de los centros.
Para medir el desempeño de los estudiantes, incluyen resultados en exámenes nacionales o estandarizados —Madrid y Cataluña hacen ya ese tipo de evaluaciones externas— o se basan en la progresión de los estudiantes. En menor medida, basan sus análisis en encuestas en el mercado de trabajo o midiendo el grado de satisfacción de los padres.
E incluye ejemplos concretos como el de Dinamarca, donde los inspectores analizan los resultados de los alumnos, tanto a través de pruebas nacionales como en exámenes finales o las estadísticas del paso de la educación primaria a la secundaria. En Portugal, estos exámenes nacionales incluyen otros aspectos, además de las notas, como la posición socioeconómica de los alumnos, el número de estudiantes por clase, el nivel educativo de los padres o la estabilidad laboral de los profesores, entre otros.
En Irlanda, se revisan las citadas evaluaciones externas y también la progresión de los estudiantes. "La información [que se obtiene] no se publica", añade el trabajo de la Comisión sobre el caso irlandés. Uno de los temores de docentes y sindicatos en España es que los resultados de futuras evaluaciones externas —como las reválidas que incluye la reforma educativa para secundaria y bachillerato, cuyo contenido ha quedado en suspenso— se publiquen, como ya hizo la Comunidad de Madrid con sus datos.
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